EL MÉTODO CIENTÍFICO COMO MÉTODO PARA LA ELIMINACIÓN
DE FALACIAS Y PREJUICIOS
El método científico envuelve la observación de fenómenos naturales, luego, la postulación de hipótesis y su comprobación mediante la experimentación. Pues bien, los prejuicios cognitivos no son más que hipótesis, inducciones o construcciones mentales que han sido sesgadas positiva o negativamente por el cerebro.
Asimismo
cuando se realizan afirmaciones o se argumenta y estos prejuicios
cognitivos salen a la
luz y se convierten en falacias.
El prejuicio cognitivo o proceso mental con el que se sesgan las creencias
no se puede eliminar pues es un aspecto fisiológico intrínseco a la psique del ser
humano y que además parece estar extendido evolutivamente ya que cumple su
función en la asociación y reconocimiento de objetos cotidianos.
Lo que es posible es compensar el sesgo o
modificar las propias creencias mediante el método científico como mecanismo
para descartar hipótesis que son falsas. De esta forma, el sesgo se situaría en
dirección a hipótesis que son menos falsas hasta nuevas revisiones en busca de
factores desconocidos o nueva información.
La ciencia
no pretende ser ni absoluta, ni autoritaria, ni dogmática. Todas las ideas, hipótesis,
teorías; todo el conocimiento científico está sujeto a revisión, a estudio y a
modificación. El conocimiento que tenemos representa las hipótesis científicas
y teorías respaldadas por observaciones y experimentos.
Para no caer
en el prejuicio
cognitivo es
necesario, por tanto, la experimentación, el no hacerlo llevaría a la misma negligencia puesto que la verdad de una aseveración según el método
científico recae en la fuerza de sus evidencias comprobadas por
experimentación.
Después de llevar a cabo la experimentación se
analiza los resultados y se llega a una conclusión. Si los resultados respaldan
la hipótesis, ésta adquiere validez; si los resultados la refutan, ésta se
descarta o se modifica presentando nuevas formas para refutarla.
El método
científico es también afectado naturalmente por los prejuicios
cognitivos ya que los
efectos asociativos de nuestra mente son los que permiten, al mismo tiempo,
lanzar el mayor número de hipótesis. Sin embargo, el método, si es bien
ejecutado en sus últimos y más importantes pasos, permite desecharlas.
El primer
paso en el método científico de tipo empírico es la observación cuidadosa de un
fenómeno y la descripción de los hechos, es aquí donde entran en juego los
prejuicios. Después, el científico trata de explicarlo mediante hipótesis las
cuales, ya están sesgadas por los prejuicios en la percepción de los
acontecimientos o en las propias creencias. Sin embargo, solamente las ideas
que puedan comprobarse experimentalmente están dentro del ámbito de la “ciencia” lo que permite desechar muchas teorías.
Si las hipótesis enunciadas fueran válidas
deberían predecir las consecuencias en el experimento y además debería ser
posible repetirlas. De esta forma, mediante la experimentación, la repetición y
supervisión del experimento por parte de personas que pudieran tener otros
sesgos cognitivos se minimizan los errores del experimento, los errores en la
interpretación de los resultados o errores en estadísticas que harían a la
teoría una falsa o imprecisa creencia. Por eso, en ciencia se usa la revisión por
pares, a mayor
número de revisiones menor probabilidad de sesgo o de falsa interpretación de
los datos experimentales, con lo que el trabajo es considerado más riguroso o
estable.
Un proceso
así aunque mucho menos riguroso
se puede observar en el pensamiento
crítico cuando éste
requiere de investigación activa propia para el esclarecimiento de argumentos y
comprobación de las fuentes de información. En el pensamiento
crítico se toman
decisiones en función de la carga de la
prueba que se hayan
realizado sobre las fuentes y los argumentos y la información que se obtiene
puede llegar a ser indirecta (de ahí la falta de rigurosidad). En el método
científico no solo debe ser el hecho probado por la experimentación directa
sino que debe ser posible repetirlo.
El problema
con los prejuicios
cognitivos es que
normalmente se aplican a conceptos que cambian con regularidad quizás a una
velocidad mayor de lo que es posible medirlo mediante pruebas o
experimentación, además no son uniformes y poseen excepciones, estos prejuicios
se basan por tanto en probabilidades y no en afirmaciones certeras.
El método
científico por lo menos permite ponderar estas probabilidades, realizar
estadísticas y revisar la propia seguridad en las afirmaciones. De esta forma
debería eliminar la posición de certeza o del perfecto conocimiento del
funcionamiento del mundo.
El método científico, por tanto, se convierte
en el método maestro para probar hipótesis y desechar las falsas. A esto se
refería Einstein cuando dijo "No existe una cantidad suficiente de
experimentos que muestren que estoy en lo correcto; pero un simple experimento
puede probar que me equivoco.".
De otra forma, sin el método científico,
las presunciones o prejuicios quedarían fijas cuando las circunstancias
cambian, sujetas a nuestras propias interpretaciones de la realidad.