La
formulación del problema debe ser clara, precisa, específica; utilizar términos
y conceptos científicos que designen unívocamente a los fenómenos y procesos
educativos estudiados; evitar términos vagos, imprecisos, que se presten a
confusión o a interpretaciones diversas, etc.
Todo
ello se logra en la medida en que en problema tiene una fundamentación teórica
sólida,
ya que en los propios términos y en la designación de las categorías y
variables se
expresa
el vínculo con la teoría.
Se recomienda, al
formular el problema:
1.
Describirlo en un breve párrafo, definiendo claramente cuál es la contradicción
existente entre lo que sucede (situación actual) y lo que debe ser (situación
deseable)
2.
Redactar la pregunta principal
Por
ejemplo: Descripción del problema: por cuanto los contenidos vinculados con
esta esfera se abordan de forma dispersa y atomizada.
Debe
recordarse que de acuerdo con la lógica del proceso investigativo (camino
dialéctico del conocimiento), la contradicción tiene que ser descubierta antes
de realizar la planificación de la investigación. O sea, que al explorar la
realidad educativa, se diagnostica el estado actual, y en la misma medida se va
comparando con un estado ideal o
deseable del fenómeno. La comparación permite identificar los problemas existentes,
entre los cuales se seleccionará uno en específico, atendiendo a su importancia
y significación teórica o práctica.
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